martes, 22 de octubre de 2013

DESPIDOS POR HABLAR DE MÁS.


El contrato de confidencialidad viene siendo necesario desde hace muchos años en la mayoría de trabajos. A ninguno nos gustaría ir al doctor y que nuestra dolencia fuese contada en lugares públicos, de ahí que los médicos realizan el tan conocido juramento hipocrático que garantiza que no desvelarán datos sobre sus pacientes. Siendo éste uno de los contratos mediante declaración jurada de los profesionales de este campo, que a los pacientes les da una confianza plena y es un acto muy humano. Pero este contrato de confidencialidad que entre otras muchas cosas consiste en no desvelar lo que sucede en el lugar de trabajo, se da ya casi en todos los campos profesionales. De manera que si una persona, por ejemplo, debe una cuota en un banco, éste no puede desvelar la morosidad del cliente ni contárselo a nadie. Esa parte contractual que mediante declaración jurada admite que no desvelará datos de nadie ni de nada relacionados con su lugar de trabajo da una seguridad y un trato favorable y digno a las personas.

Pero en caso de que alguien dé datos a terceros sobre una persona, o jefe e inclusive acerca de cómo se hacen las cosas en su lugar de trabajo, es motivo de sanción o despido laboral, por hablar más de la cuenta. Por contar a otros lo que no se debe. Despido procedente sin indemnización alguna. Por haber mala fe en rumorear lo que debe quedar en la empresa y no hacerlo público. Hay empresas que por decir: Cuanto cobras, cómo se comporta tu jefe, todo cuanto se hace allí bien o mal; o cualquier nimiedad pueden darte el finiquito o carta de despido ipso facto. Pues igual que los médicos no desvelarán jamás, y eso les convierte en personas humanas y de fiar, si tuviste una diarrea o un traumatismo; en otros campos laborales quien hable más de la cuenta con quien no debe, pero sobre todo sobre lo que sabe que no debe contar, se juega su contrato de trabajo por no tener una ética sólida.

En la práctica la mayoría hablan con amistades sobre cuanto cobran; qué cosas de su trabajo consideran que no están bien realizadas; los defectos o virtudes de los jefes; y muchas de estas cosas. Pero en los tiempos que corren no es recomendable. El lugar de trabajo debe ser un entorno donde ir a producir trabajo a cambio de salario, sin tener que airear los asuntos internos entre los demás. Pero quien lo hace sabe que puede caer en el despido fulminante por no guardar el tan conocido secreto profesional que debe de cumplirse.  En estos casos no cabe añadir que hay un derecho a la libertad de expresión dado que una cosa es sentirnos libres, y otra muy distinta es ir contra los principios de toda empresa formal. En muchos contratos se firma dicho juramento sobre no desvelar nada acerca del lugar laboral, y en caso de no haberse firmado dicho deber de confidencialidad para con los jefes y empresa, se da por hecho, que el trabajador durante o después de trabajar para dicho lugar de trabajo, no desvelará secretos que comprometan a la empresa o centro de trabajo.


No merece la pena hablar de más.