Graham Bell probando su teletrófono.
Los inventos no siempre han sido
creados por científicos si no que cualquier persona que en un momento dado ha
ideado que sería útil que existiese algo que llevase a cabo cierta función para
la vida diaria, y ha puesto en marcha su proyecto, ha dado a la historia una
innovación gracias a la cual las personas sacan provecho. Así ocurriría con el
secador de pelo, la aspiradora, la lavadora; el microondas; el frigorífico y
tantos artículos que nos facilitan tareas de todo tipo. El ser humano goza de
buena imaginación e inventiva y cuando a alguien se le ocurre patentar su
invento y lo lanza al mercado la mayoría de veces la reacción social es
positiva sintiéndose agradecidos por el objeto que sirve para algo en concreto.
El automóvil es uno de los grandes inventos de la historia. Sin él seguiríamos
viajando a caballo o en carro. El lavavajillas es otro electrodoméstico que
evita tener que lavar a mano y pieza a pieza toda la vajilla. Es muy útil ya
que sólo con llenar el lavaplatos de cubiertos, vasos, platos y demás y
programarlo se ahorra tiempo y esfuerzo. Por suerte los inventores cada vez son
más y se demanda todo lo que va apareciendo en el mercado dado su utilidad y
practicidad, cómo sucedió con los climatizadores. De manera que si un día se te
ocurre inventar algo no dejes de patentarlo y lanzarlo al mercado. Pues también
es verdad que otros muchos que dieron de lado a su idea años después
comprobaron que otra persona ideó lo que en su momento pensó hacer y por no
hacerlo otro inventor se colmó de éxito. Pues casi todos los inventos suelen
ser exitosos. Ya nadie se imagina la vida sin trituradoras de alimentos, bolsas
de basura perfumadas, mantas eléctricas y tantas cosas que gracias a esos
inventores nos hacen la vida más confortable. Inventar es algo más que crear.
Es hacer feliz a la sociedad.