Muy probablemente en siglos venideros, al igual que ocurre en la actualidad y desde hace muchos años, en que era frecuente y lo sigue siendo el intercambio cultural entre personas, para visitar países donde poder conocer gente, practicar o aprender un idioma; y de vuelta que ellos puedan viajar también a nuestros hogares para de igual modo: Conocer nuestro país, nuestra familia y costumbres; cabe la posibilidad de que: En un futuro lejano, seres de otra galaxia puedan pasar unos días en nuestros hogares aprendiendo cosas de nuestro planeta para después, marcharnos nosotros a su galaxia y ser acogidos con la misma pretensión: La de conocer su planeta y sus seres. Puede sonar grotesco. Pero el futuro lejano llegará en alguna centuria a no ser tan lejano.
sábado, 21 de septiembre de 2013
jueves, 12 de septiembre de 2013
EN LOS CUENTOS TODO ES MUY FÁCIL-Cuento corto.
Moisés
tenía veintinueve años y no estaba dispuesto a permitir que sus padres le
diesen techo y le pagaran sus gastos mientras él nada hacía. Se propuso que en
una semana encontraría trabajo porque le apetecía sentirse realizado, vivir su
vida y sentirse independizado. Los anuncios de trabajo por palabras no le
solucionaron la situación ni tampoco los innumerables curriculums que presentó
en empresas de todo tipo. Pero vio su sueño realizado. Se equivocó en el
cálculo ya que no le llevó una semana cómo había previsto en un principio si no
quince días. Eso sí, al quinto día supo lo que necesitaba aunque le llevase
unos pocos días más.
Ya
nadie le dice: Búscate un trabajo; gastas demasiado; estudia o trabaja pero haz
algo; ¿No tienes dinero para salir?; ¿Qué horas son estas de
acostarte/levantarte?; No te pases la noche haciendo ruido que los demás
tenemos que madrugar y no nos dejas coger el sueño; A tu edad ya hay mucha
gente con la vida resuelta y dando el callo; ¿Vives con tus padres aún?...
Le
va muy bien. Tiene toda la tarde para navegar por Internet; recibir visitas en
casa y organizar fiestas; en casa de sus padres no podía tener perro y ahora ya
lo tiene; No es que esté la cosa para derrochar pero se paga el alquiler, la
luz, el agua, su comida diaria, sus caprichos y estirando algo el dinero a
veces se permite algún viaje cerca. Porque sólo necesitó pensar. Meditar para
tener trabajo, techo, independizarse y vivir su vida.
En
una calle de mucho tránsito, pero en una barriada nada cara, arrendaban un
local cuyo alquiler era casi un regalo debido a la gran crisis. Los
propietarios no podían subir mucho el precio de los alquileres debido a la
escasa demanda en todo. Y Moisés hoy vive feliz. Tiene toda la tarde para
dedicarla a hacer deporte, salir con sus amigos, visitar a sus padres y hacer
muchas cosas que antes no podía porque estaba parado y no era el dueño de su
casa.
Un
día que buscaba trabajo y no encontraba vio un anuncio de un bajo que se
alquilaba. Se hizo de algunos permisos que le eran fundamentales para abrir el
negocio. Su familia le prestó un dinero para empezar: Poca cosa porque no eran
ricos y ya les ha devuelto hasta el último céntimo. Sí, le va bien. Abre su
local a las siete de la mañana y hasta quedarse limpiando le dan casi las doce
del mediodía. Pero ha tenido suerte porque esa calle está muy transitada: Gente
que muy temprano sale al trabajo y toma el primer desayuno del día donde le
pilla. A eso se dedica: Tiene una churrería. Abarrotada de gente cada mañana.
Termina reventado pero tras comer se echa un ratito la siesta. No ha abierto la
puerta al público cada mañana y se pone a hacer churros cómo loco, y en el
momento que abre la puerta aquello parece la entrada a empujones cuando hay
rebajas en las tiendas. Todos quieren su ración de churros con chocolate: Las
señora que van al mercado; los ancianos que salen de paseo; los trabajadores
que hacen un alto en el camino para tomar algo antes de empezar la dura jornada
laboral.
Un
abogado le informó de todos los permisos necesarios para abrir el local.
Calculó bien los gastos. Y le ha ido bien. Ahora no se enoja consigo mismo por
estar de brazos cruzados. Sabía que el trabajo está fatal y optó por alquilar
un local lo más barato posible; sin lujos; sin tirar la casa por la ventana.
Sus
amigos van a desayunar a su churrería. A quién mejor que a su propio amigo para
dejarle el dinero. El negocio es el negocio y
tiene que vivir y les tiene que cobrar aunque tenga algún detallito con
ellos, y con todos los clientes para que vuelvan de nuevo.
Ha
aprendido que ser autónomo no es ningún disparate. Si se sueña delirantemente
cómo le pasó a la lechera del cuento sí que puede ser peligroso.
Etiquetas:
alquiler,
bajo comercial,
buñuelos,
chocolate,
churrerías,
churros,
cuento corto,
fábula,
negocio,
paro,
piso,
trabajo,
utopías
Suscribirse a:
Entradas (Atom)