sábado, 17 de mayo de 2014

EL IKEBANA Y LA CULTURA JAPONESA.


El Ikebana más que una técnica de decoración nipona es una filosofía japonesa. En occidente hacer centros de mesa florales o decoración y motivos a base de plantas, hojas y flores no tiene nada que ver con el milenario arte del método japonés para adornar mediante plantas pero que, repito: No es para obtener un resultado ornamental aunque sea otro de sus cometidos. Si no puro arte Zen entre otros muchos usos. Entrando en el tema filosófico del Do que le llaman ellos. Traducido cómo camino perfecto o filosofía y orientación entre otras definiciones, el Ikebana sería una filosofía mediante la cual se crea una nueva forma utilizando flores, hojas, tallos; ramas; hierbas; y mezclando todo sin un orden preconcebido si no con un sentimiento profundo individual. El ikebana no es un arte que se concluya en minutos y se acabe inmediatamente de diseñar si no que el buen ikebana queda terminado tras largas sesiones laboriosas y sobre todo muy parsimoniosas hasta que la perfección cumpla su cometido. En occidente hacer un centro de navidad, para nuestras mesas puede llevar minutos; en cambio el ikebana necesita de muchas sesiones hasta dar con el resultado que no lo impone una idea ya pensada si no que el tiempo y la armonía dirán cuando está a punto.
Porque el ikebana al igual que sucede con las ceremonias del té se hace lentamente, y es necesaria la concentración y sobre todo la tranquilidad. Durante días se irán mezclando en cada sesión partes de las flores, ramas, combinando tanto el musgo cómo las hojas hasta que la pieza, que dicho sea de paso no se trata de un ramo de flores si no de una combinación de raíces, pétalos, hojas, tallos, ramas, flores y demás hasta obtener algo tan bello y llamativo que lo dejemos ubicado en un lugar tranquilo, desprovisto de enredos y sobre todo que nadie lo trastee. El ikebana una vez terminado debe ser respetado. Y dará tranquilidad al espacio donde lo hemos situado. Los adelantados en dicha técnica que nunca se acaba de aprender y se necesitan años y años de práctica para entenderla también suelen usar piedrecitas de colores de las que abundan en los jardines elegantes, para cargar de vida el motivo que se desea realizar. 
Si te atreves toma algunas hojas, pétalos, ramitas, flores naturales, tallos, hojas, cortezas diminutas y día a día ve dándoles tamaño, ubicando cada cosa con otra y volviendo a mezclar y ordenar hasta que llegado un tiempo sepas que ese mezclijo floral parece estar hablando. Es una técnica más, relajante, y que aporta felicidad que en sí el resultado floral tan precioso que perseguimos y que nos gustará tener en un lugar de nuestro hogar para que nos llene de alegría.