Si pretendes que tus pinturas al
óleo sean muy luminosas, de tonalidades muy vivas y aspecto casi fotográfico
cargado de realidad te aconsejaría que hagas uso del color siena tierra
natural.
Empieza pintando en tres colores
únicamente: El blanco, el siena tierra natural y la mezcla de entre estos dos.
Cómo si de una imagen en blanco y negro se tratase. Dedícate durante días a
seguir pintando con las mismas tonalidades indicadas que tiempo habrá de darle
color. Más concretamente sería aconsejable delinear todo en siena natural al
principio. Cuando la pintura se haya secado puedes pasar a continuar con ese
color más el blanco y verás que el resultado es algo más real porque unas zonas
se difuminarán, otras tomarán otra viveza cromática y esa segunda mano añadiendo
blanco en algunas zonas realzarán la expresión pictórica. Días más tarde se
trataría de mezclar el siena con el blanco y cómo dije anteriormente, pintar
con esos tres colores. Siempre cargaremos el pincel lo menos posible, de óleo,
casi nada. Y diluyendo cuanto podamos en la esencia de trementina comúnmente
conocida cómo el aguarrás. Pues estamos todavía componiendo pero plasmando de
pintura lo menos posible o de lo contrario tendríamos un amasijo nada
agradable. No debe haber ronchas de relieve que habrá que seguir con el
trabajo. Tras el secado absoluto del lienzo y cuando comencemos a darle
tonalidades a todo color seguiremos utilizando la menor cantidad posible de
óleo, porque sobre zonas menos pastosas de pintura agarrará mucho mejor el
color o resultado que pretendamos obtener. Por supuesto al emplear una cantidad
escasa de óleo cómo si borráramos en vez de estar pintando, el microscópico
cromatismo dará cómo resultado imágenes más vivas y de coloración menos
espesas. Ya que nada es unicolor y es a base de capas y mezclas cómo se
consigue mejor realismo. El blanco tendrá que ir ganando terreno, de ahí que
una pintura con mucha claridad o luminosidad siempre resultará más real al ojo
que la visualiza. El color blanco al ser siempre en pocas cantidades al igual
que el resto de colores, cada vez que seque y se vuelva a degradar en blanco
nos dará un blanco muchísimo más luminoso. Las sombras no tienen porque ser del
todo negras si no siena natural más oscuro conforme vayamos avanzando. Pero si
por ejemplo, cuando la obra esté avanzada, se tratase de un escenario del cielo
con nubes observaremos que el azul claro al haber sido pintado de azules
demasiado claros, con escasísima pintura y diluida ésta en esencia de
trementina, retomando días después la labor se obtendría un cielo con millones
de colores azulados de menos claro a más; con unas nubes cada vez más vivas,
más blancas y realistas. Muchas pinturas de edificios encalados en blanco
luminoso se hicieron en un primer momento con siena natural. Al que más tarde
se rellenó de mezcla de blanco con siena para días después aplicarle la
tonalidad únicamente blanca, hasta ir día a día degradando la blancosidad y
obteniendo una escena perfectamente viva. Ese es uno de los trucos para que la
pintura al óleo se cargue de mucha luz y el ojo la observe copada de vida.