viernes, 14 de marzo de 2014

PINTANDO AL ÓLEO CON MUCHA LUZ


Si pretendes que tus pinturas al óleo sean muy luminosas, de tonalidades muy vivas y aspecto casi fotográfico cargado de realidad te aconsejaría que hagas uso del color siena tierra natural.

Empieza pintando en tres colores únicamente: El blanco, el siena tierra natural y la mezcla de entre estos dos. Cómo si de una imagen en blanco y negro se tratase. Dedícate durante días a seguir pintando con las mismas tonalidades indicadas que tiempo habrá de darle color. Más concretamente sería aconsejable delinear todo en siena natural al principio. Cuando la pintura se haya secado puedes pasar a continuar con ese color más el blanco y verás que el resultado es algo más real porque unas zonas se difuminarán, otras tomarán otra viveza cromática y esa segunda mano añadiendo blanco en algunas zonas realzarán la expresión pictórica. Días más tarde se trataría de mezclar el siena con el blanco y cómo dije anteriormente, pintar con esos tres colores. Siempre cargaremos el pincel lo menos posible, de óleo, casi nada. Y diluyendo cuanto podamos en la esencia de trementina comúnmente conocida cómo el aguarrás. Pues estamos todavía componiendo pero plasmando de pintura lo menos posible o de lo contrario tendríamos un amasijo nada agradable. No debe haber ronchas de relieve que habrá que seguir con el trabajo. Tras el secado absoluto del lienzo y cuando comencemos a darle tonalidades a todo color seguiremos utilizando la menor cantidad posible de óleo, porque sobre zonas menos pastosas de pintura agarrará mucho mejor el color o resultado que pretendamos obtener. Por supuesto al emplear una cantidad escasa de óleo cómo si borráramos en vez de estar pintando, el microscópico cromatismo dará cómo resultado imágenes más vivas y de coloración menos espesas. Ya que nada es unicolor y es a base de capas y mezclas cómo se consigue mejor realismo. El blanco tendrá que ir ganando terreno, de ahí que una pintura con mucha claridad o luminosidad siempre resultará más real al ojo que la visualiza. El color blanco al ser siempre en pocas cantidades al igual que el resto de colores, cada vez que seque y se vuelva a degradar en blanco nos dará un blanco muchísimo más luminoso. Las sombras no tienen porque ser del todo negras si no siena natural más oscuro conforme vayamos avanzando. Pero si por ejemplo, cuando la obra esté avanzada, se tratase de un escenario del cielo con nubes observaremos que el azul claro al haber sido pintado de azules demasiado claros, con escasísima pintura y diluida ésta en esencia de trementina, retomando días después la labor se obtendría un cielo con millones de colores azulados de menos claro a más; con unas nubes cada vez más vivas, más blancas y realistas. Muchas pinturas de edificios encalados en blanco luminoso se hicieron en un primer momento con siena natural. Al que más tarde se rellenó de mezcla de blanco con siena para días después aplicarle la tonalidad únicamente blanca, hasta ir día a día degradando la blancosidad y obteniendo una escena perfectamente viva. Ese es uno de los trucos para que la pintura al óleo se cargue de mucha luz y el ojo la observe copada de vida.