lunes, 1 de julio de 2013

EL AGUANTE HUMANO


Ser coadicto es peligroso. Hay hombres que pretenden que a su pareja le guste el fútbol porque a ellos les gusta y semejante actitud es un disparate. Los seres humanos estamos mejor con personas afines a nuestros gustos. Asociarnos a un club donde los socios tienen nuestros mismos gustos, salir con amigos con los que nos identificamos al igual que ellos con nosotros. ¿Qué haría un ateo casado con persona creyente? Daría problemas y al final uno tiene que dar su brazo a torcer porque uno querrá bautizar a sus hijos mientras el otro se opondrá. Un desastre. ¿Para qué me voy a asociar a un club de fútbol si no me agrada dicho deporte? Sería estar por estar. ¿Cómo vamos a ser amigos de gente cuyo modus operandis va contra nuestras ideas o las nuestras chocan con las suyas? No creo en los tópicos pero el “Cada oveja con su pareja” viene siendo frecuente incluso para quienes no pensamos así. Hay mujeres que les gustan los cachas y ellos tendrán que ser coadictos para contentarlas yendo al gimnasio aunque les disguste cultivar su cuerpo. Pero es una bomba de relojería: Lo está obligando a hacer lo contrario a lo que su personalidad aparcada por un deseo insensato de ella precisa. Hay señores que no quieren que sus mujeres se arreglen y éstas tienen que sentir la humillación para que él sea feliz a costa de la infelicidad de ellas, que temen pintarse el ojo cómo si hicieran algo malo. También hay jóvenes que se ponen un piercing para que sus amigos no les den de lado. Mientras el que va contra corriente se preguntará ¿Pero un piercing para qué y porqué? Pero nadie sabrá contestarle para qué es necesario. Y, o pasa por el aro o le excluirán.

Frente a este fenómeno hay dos tipos de personalidad: Abundan quienes no consentirán estar con alguien con ideologías inversamente proporcionales, porque eso ya no es estar con alguien con otro enfoque si no con actitudes contrarias para una relación óptima; y quienes- los menos- se inmolen a convivir con aficiones insoportables. ¿Quién puede estar con una persona que le encanta el teatro y tiene que tragar todo el repertorio? Si a tu pareja le gusta el fútbol y a ti no, es de lo más normal. Pero si te intenta arrastrar a que compartas lo que no te agrada, cuidado porque puede haber un desorden. <<Chico trágate tú todos los partidos que quieras pero yo no me voy a asociar a un club de backgammon porque tu vida gire en torno a eso nada más, e incluso quieras que me inmole en algo porque te apasione>>. Déjame al margen. Porque si no acabaremos columpiándonos el uno del otro: Sin amistades, ni vida social, nada; y aburridos cómo ostras jugando a la gran mentira de ser felices; compartiendo algo solo entre dos y que por cierto a uno ni le gusta pero sacrificándose por no hacer daño al obseso. Aparca tus aficiones cuando estés en pareja. En casa hablar de vosotros, no del gimnasio. O tal vez mañana ella se largue con quien le cuente chistes sin que su vida gire en torno a los toros, por ejemplo.

Ser vosotros mismos. En una relación cada uno tiene sus hobbys pero al llegar a casa las aficiones deben quedar en eso: en aficiones. Y dedicaros a profesaros amor. Eso o ser coadicto del otro.